En 2013, durante la Semana Cultural de Sarnago, el cine se convirtió en memoria viva con la presentación de «Alcarama, un nómada en tierra de trashumantes», una obra cinematográfica de Nacho Luque que captura como pocas veces la esencia de las Tierras Altas de Soria. Este filme, inspirado en los varios viajes personales de su autor por la sierra, se alza como un homenaje visual y emocional a un territorio que se resiste al olvido, y que encuentra en la recuperación de Sarnago una metáfora de su renacer.

La película no solo despliega una fotografía impecable, en la que cada plano parece una obra de arte pintada con luz, sino que se convierte en un viaje sensorial. Las colinas, los bosques y los cielos amplios que dominan el paisaje transmiten una belleza cruda y melancólica. Alcarama nos invita a mirar con detenimiento esos rincones donde el tiempo parece haberse detenido y que, gracias al trabajo colectivo, vuelven a respirar vida.

Luque logra, con una sensibilidad admirable, entrelazar la historia del paisaje y las emociones humanas. Más allá de la contemplación estética, la película narra el esfuerzo comunitario de Sarnago por recuperar su alma, una lucha que trasciende la restauración física para reivindicar la identidad cultural y la memoria colectiva. En cada imagen, en cada susurro de viento que acaricia las ruinas y las reconstrucciones, late la voluntad de no rendirse.

Cuando Alcarama se proyectó en Sarnago, no fue solo una película la que llenó el espacio; fue un espejo que devolvió al pueblo su propia imagen, heroica y resiliente. Fue un canto visual a la memoria y una invitación a seguir escribiendo esta historia de retorno y esperanza. Un testimonio de que, en estas tierras altas, lo que parece perdido, a menudo está esperando ser recuperado.

— Josemari Carrascosa
Presidente de la Asociación de Amigos de Sarnago (Soria)