Despertarse por la mañana rodeado de desconocidos.
Escuchar a través de las paredes gritos y carcajadas.
Por qué la gente grita tanto. Escuchad el silencio, la quietud, la paz de esta mañana azul …
¡Callad de una vez, coño!
El silencio de la piedra violado por el ego de urbanitas llegados de mil lugares, convertido en pasarela de última moda y escaparate de logros que no me interesan en absoluto.
La mercantilización de lo mínimo.
Necesito volver al estudio ya.