“Y del mismo modo el hombre es el ser fronterizo que no tiene ninguna frontera. El cierre de su ser-en-casa por medio de la puerta significa ciertamente que separa una parcela de la unidad ininterrumpida del ser natural. Pero así como la delimitación in- forme se torna en una configuración, así también su delimitación encuentra su sentido y su dignidad por vez primera en aquello que la movilidad de la puerta hace perceptible: en la posibilidad de salirse a cada instante de esta delimitación hacia la libertad.”
—Georg Simmel, Puente y puerta.
Simmel señala que el ser humano es “el ser fronterizo que no tiene ninguna frontera”, y en esa aparente paradoja se condensa toda la tensión entre lo sedentario y lo nómada. La puerta, símbolo del habitar, del límite y del resguardo, es también promesa de fuga, representa la voluntad de crear un espacio propio: hogar, pueblo, comunidad. Pero su esencia no se consuma hasta que se reconoce su reverso, la posibilidad de romper la contención y reencontrarse con lo ilimitado.
CAMPAMENTO
2016
Técnica mixta sobre foam y yeso.
En esa dialéctica se instala mi mirada. Cada puerta fotografiada es la huella de un lugar que decidió permanecer, una elección de quietud frente al flujo. Pero el viajero, por naturaleza, vive fuera de esas delimitaciones, no tiene puertas porque su morada es lo liminal, el camino mismo, la línea que une y no la que encierra. La puerta, entonces y más que otra cosa, se convierte para mí en un signo de lo que he dejado atrás, una pausa que otros habitan mientras yo sigo avanzando.
El campamento, en cambio, representa el reverso exacto de esa permanencia, es la arquitectura efímera del tránsito, un espacio donde el cuerpo descansa pero no se arraiga y donde cada objeto contiene ya la semilla de su partida. Frente a la puerta que separa, el campamento no divide, apenas marca una tregua entre un viaje y otro. Si la puerta define el adentro y el afuera, el cam- pamento disuelve esa frontera, es una morada que se levanta en diálogo con el entorno y no en oposición a él. Su fragilidad lo hace honesto: no pretende durar, y en esa conciencia de su propia caducidad reside una forma de sabidu- ría. Quien acampa sabe que nada es definitivo, que toda esa estructura es un paréntesis en el movimiento perpetuo del mundo.
INFIBULACIÓN
2016
Técnica mixta sobre foam y yeso.
INFIBULACIÓN
2016
Técnica mixta sobre foam y yeso.
En el siguiente cruce de caminos cambié de actividad dispuesto a utilizar mis manos y tocar el material de la tierra. Construí mis sueños, también mis desvelos y pesadillas. Lo que nunca había formado parte de mi equipaje tomó forma para construir una de mis series más dolorosas e introspectivas. En ella me costó expresar la alegría de la vida. La nostalgia llamaba a mi puerta para que le hiciese un retrato y yo diseñé el calendario de una agonía y las letanías de los que no estuvieron a la altura. Un auténtico Ars Moriendi que me mostró mil puertas cerradas en un lugar en el que nunca he logrado encajar, quizá, porque la otra mitad de mi alma estaba en la carretera. Ubi bene, ibi patria.
—Nacho Luque, Diario blanco. 2016
CAMPAMENTO
2016
Técnica mixta sobre foam y yeso
con estructura de madera de pino encerada.
CAMPAMENTO
2016
Técnica mixta sobre foam y yeso
con estructura de madera de pino encerada.
El viajero no rechaza la casa, del mismo modo que la puerta no reniega del mundo, y como viajero, entiendo que no viajo para llegar, sino para reconocer, una y otra vez, el instante poético en que el límite se convierte en horizonte.
NIDO
Palencia, España, 2019
20x29 cm
Copia en B/N
Papel baritado
NIDO
Sertã, Portugal, 2019
20x29 cm
Copia en B/N
Papel baritado