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21.03.2018

Desde hoy se terminan las comodidades, el suelo será mi cama y el cielo mi techo, no habrá estufa que me caliente ni radio que me acompañe por las noches y me dé los buenos días cada mañana. No tendré ordenador para trabajar, lo haré todo desde la oficina móvil que llevo en mi bolsillo. Nada de ducha caliente diaria, nada de toallas oliendo a suavizante, nada de cafés ni charlas vespertinos. Nuevamente el día a día en crudo, la realidad de la ruta, las satisfacciones y los sufrimientos, el frío, la lluvia, quizá la nieve, el sol, el calor, el sudor y las estrellas velando mi descanso. Otra vez más bocadillos para comer al borde de la carretera y kilómetros en raciones de un mínimo de cincuenta.

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Publicado en Notas