… y la carretera se convirtió en mi compañera.
Despojado del orgullo, ahora confío en ella porque me da lo que necesito: polvo en la garganta con sabor a libertad.
Soy un trotamundos errante, un nómada vagabundo. ¿Qué busco?
Soy dueño de mi tiempo y libre para pensar.
Donde esté lo reinventaré todo y donde apoyo mi cabeza es mi hogar.
Convertí la tierra en mi trono acostumbrándome a la incertidumbre. Bajo estrellas errantes he crecido siempre solo y sin ayuda.
Nada debo y, cuanto menos tengo, más poseo.
Lejos de tu frontera, trotamundos errante, nómada vagabundo ...
¿Qué esperas?