Al día siguiente fui a visitarle al hospital. Tenía cinco costillas, el hombro y una muñeca rotos, pero estaba vivo, ese casco le había salvado la vida y, por eso, aunque le dolía todo el cuerpo, pudo sonreir. Sonrió él y yo también.
Vía de la Plata N-630
Al día siguiente fui a visitarle al hospital. Tenía cinco costillas, el hombro y una muñeca rotos, pero estaba vivo, ese casco le había salvado la vida y, por eso, aunque le dolía todo el cuerpo, pudo sonreir. Sonrió él y yo también.
Publicado en iberica 2018