Observar y aprender lo que viere, donde fuere. Memorizar diferencias y preferencias para poder vestirme de desapercibimiento, mimetizarme tanto con la maleza como con la bueneza, como manda el manual del buen viajero.
El Código de las Mejores Conductas prescribe también no interferir en el natural desarrollo de la vida en el entorno, obligando a, en el momento de reiniciar la marcha, borrar toda huella excepto las indelebles, que se deben subrayar, si procede, con inmediatez y las herramientas que en ese momento encuentre.