Varios meses ya caminando por senderos de La Mesta del décimo de los Alfonsos, puerta de una trashumancia ya casi extinguida. Los rebaños no son tantos ni tan numerosos, y ahora los desplazan en camión o en tren a través de pastizales donde los dinosaurios, dicen, tuvieron morada hace tiempo. De ellos han quedado sus huellas para quien le interese y como parque temático.
Atraen ahora mi atención los intramuros de piedra donde mis pasos retumban al ritmo de mantras. Los pájaros y sus gorjeos son desde hace unos días la melancólica banda sonora de un documental.
Fotograma del documental “La Tierra Alta”.
Un coche revienta la melodía.
Empiezo una vez más: Seducido por su aislamiento, en medio del páramo, aspiro a vestirme del viento que comba las espigas aún verdes de estas tierras menos altas …
¡Qué solo estaba todo aquello!